Elecciones, elecciones, elecciones. “Elegir” parece ser la palabra clave de este período. Después de todo, no siempre se puede hacer «todo», y en muchos casos ni siquiera vale la pena. Tal vez porque llegamos tan lejos (yo también me meto) con demasiados archivos abiertos. Con demasiadas situaciones de vida (profesional, personal, afectiva) que no fueron objeto de elecciones conscientes, sino cultivadas en la indecisión. Aquí, ya no es momento de mantener el pie en más estribos, de intentar hacer feliz a todo el mundo por miedo a desatender las expectativas de los demás. Llega el momento de asumir la responsabilidad de algunas elecciones de campo que tienen el poder de revolucionarlo todo. ¿Qué quieres hacer, dónde quieres estar, con quién? Ya no es momento de estar “aquí y allá”, de intentar navegar entre múltiples vidas, sino de elegir los colores del equipo en el que jugar. Puede parecer agotador, al principio ciertamente lo es, pero es aquí donde comienza a sembrarse una nueva vida. «¿Ser o tener?» – «¿Ser o tener que ser?» – “¿Ser o parecer?”. Cualquiera que sea tu duda, ve en la dirección de tus deseos y no hagas caso de las expectativas de los demás. Deben tenerse en cuenta las dudas, los retrasos y las indecisiones. ¡Fuerza!