¡Hola a todos! ¿Qué tal? A última hora de la tarde, a las 22.55, el domingo 25 de septiembre sale la primera Luna Nueva de esta temporada. Y esto ya es un hecho interesante, ya que el cambio de estación marca un cambio de polaridad y energía. En especial aquí pasamos de una estación de expresión personal a una que en vez lleva el sentido de prepararnos a algo nuevo. Y desde este punto de vista la «función» típica de toda Luna Nueva – dar vida a algo nuevo – en este caso incluso se amplifica y nos permite empezar a sembrar una nueva vida.
Demos un paso atrás: la Luna Nueva representa el comienzo de un nuevo ciclo lunar, y de alguna manera es como una «semilla»: «pequeña», casi invisible, pero en su interior hay un gran potencial de crecimiento y desarrollo. En la mayoría de los casos, la primera manifestación visible de este embrión la veremos dos semanas después, cuando salga la Luna Llena que representa el vértice del mismo ciclo (en este caso, la Luna Llena en Aries el 9 de octubre). Algunos efectos más longevos, sin embargo, nos parecerán claros unos seis meses después, cuando salga la Luna Llena en Libra el 6 de abril de 2023, que también será la primera luna llena de la nueva temporada. Esto es muy significativo porque, como veremos en este post, lo que vamos a hacer es precisamente «sembrar una nueva primavera».
Pero volvamos a la Luna Nueva, que desde un punto de vista astronómico es una conjunción entre Sol y Luna, que están en el mismo grado zodiacal, en este caso el 2º grado de Libra (¡y más adelante también analizaremos el relativo Símbolo Sabiano que, en este caso, está más lindo que nunca!). Así que, si queremos, el novilunio es un encuentro, una cita, en la que la Luna actúa como una «doncella»: recoge un mensaje del Sol para entregárnoslo en un lenguaje que seamos capaces de entender, el de las emociones. Por eso es tan importante escuchar lo que «se mueve» en tu interior a nivel de emociones y estados de ánimo durante las fases principales de la luna (Luna Nueva y Luna Llena). Porque la Luna nos «habla» y muchas veces lo que nos despierta emociones positivas nos está «llamando» e indicando un nuevo camino. Lo que en cambio nos despierta «rechazo» probablemente nos quiera alejar de algo que ya no es adecuado para nosotros.
Al mismo tiempo, sin embargo, esta función de doncella e intérprete de la Luna también funciona en la dirección opuesta, en el sentido de que la Luna Nueva toma nuestro deseo, nuestra intención y lo entrega al cosmos. Y debido a que el cosmos presta más atención a las acciones que a las palabras, la mejor manera de aprovechar la Luna Nueva es arremangarse y comenzar algo nuevo. Mucho depende naturalmente de la naturaleza del signo en el que cae la Luna Nueva. En este caso estamos hablando de una luna nueva en Libra, un signo que abre la puerta a un rayo de símbolos y significados. Veámoslos con más detalle porque es precisamente en estos temas que la Luna Nueva nos invita a hacer algo nuevo o al menos a desbloquear viejos temas.
En primer lugar, Libra es el signo de las relaciones interpersonales por excelencia. Libra piensa por dos (o más de dos): incluso antes del «qué», le interesa «con quién» y «cómo». Le interesa rodearse de los aliados adecuados, hacer cosas juntos, respirar un ambiente armonioso y colaborativo. El primer punto sobre el que esta Luna Nueva nos llama a intervenir es precisamente la relación con los demás. Partiendo de la relación de pareja, pasando por todas las relaciones y colaboraciones en el trabajo: si hay desequilibrios, situaciones en las que sentimos que damos más de lo que recibimos a cambio, dinámicas en las que no nos sentimos libres de expresarnos, es el momento de hacer algo para arreglar las cosas. (continua)