El ascendente Tauro tiene el enfoque de las cosas de un tractor: avanza a paso lento, pero llega a todas partes, superando incluso los terrenos más difíciles. «Sin pausa pero sin prisa», es su lema. Diseñado para la seguridad y la comodidad en lugar de la velocidad, tiene ruedas firmemente conectadas a tierra y un excelente agarre a la carretera. Es paciente y sabe esperar el momento adecuado para que las cosas maduren. No es un loco de las novedades, y por el contrario le encanta rodearse de certezas y puntos fijos.
Es un signo de Tierra, también representa a la gran Madre Tierra que nutre y protege. Por ello, el ascendente en Tauro expresa una actitud protectora / posesiva, de pocas palabras y de grandes hazañas. De hecho, es un poco el «Santo Tomás» del Zodíaco: ante tantos giros de frase, prefiere los hechos y le encanta tocar las cosas con mano.
Para el Ascendente Tauro, la palabra clave es «solidez». Le encantan las cosas que perduran en el tiempo, que expresan consistencia y confiabilidad. Este es el enfoque típico de quienes dicen: «las cosas de calidad cuestan más, pero duran toda la vida». Es paciente, tenaz y decidido. Tiene un sentido de «construcción» corriendo por sus venas y odia a los que se cansan de las cosas a la primera oposición: el ascendente Tauro, por el contrario, insiste, persiste y resiste. Es callado y reflexivo, pero odia a quienes lo apresuran, y especialmente a quienes intentan empujarlo hacia elecciones de cambio que no ha madurado dentro de sí mismo.