El Ascendente Aries es un coche rápido y deportivo, que da lo mejor de sí en la aceleración inicial, un poco menos en las largas distancias. Está dispuesto a lanzarse en la lucha, a apoyar con determinación sus ideas y proyectos, pero corre el riesgo de cansarse pronto de las cosas e ir en busca de nuevas actividades a las que dedicarse. Es un «activador»: lo que él inicia, otros lo completan, porque lo que más le atrae son los nuevos retos.
“Iniciativa” es su palabra clave. Aries, de hecho, encarna a la perfección el milagro de la naturaleza que se saca de encima el letargo del invierno y retoma a hacer su trabajo: es impulsivo, ingenioso y valiente como el primer brote de la primavera.
Tiene la capacidad de los niños de lanzarse a las cosas sin cuestionarse demasiado sobre «cómo saldrán». Se lanza a cosas de ímpetu, no se anda con rodeos, no teme el juicio de los demás. A veces se arrepiente de haber actuado demasiado por instinto, pero la suya es pura energía vital, imposible de domar. Sabe cómo luchar por las cosas en las que cree, los desafíos no lo asustan. Lo único que realmente lo noquea es la espera: tener que quedarse sin hacer nada, esperando los tiempos de los demás, lo agota. Es terco y obstinado ¡Quien tiene el Ascendente en Aries, tiene el Descendente en Libra!