¡BIENVENIDA VENUS EN ACUARIO!
(del 6 de marzo al 5 de abril de 2022)
¡Hola, todos! ¿Qué tal? Hace unos días (domingo 6 de marzo) Venus salió de Capricornio, después de una larguísima estadía que duró cuatro meses, y entró en Acuario donde permanecerá hasta el 5 de abril. Personalmente la haría permanecer más, porque después del rigor del largo tránsito en Capricornio, este nuevo Venus busca traer un poco de aire fresco para todos los signos del Zodíaco, y primeramente para los signos de Aire, pero hablaremos de eso más tarde.
Por el momento me gustaría comenzar con un breve estudio general, porque cada vez que un planeta cambia de signo, también cambia la forma en que expresa su “función”, y esto de alguna manera toca a todos los signos del zodiaco. Venus es el planeta de la armonía, los acuerdos y la capacidad de dejar de lado un poco de nuestro ego para dejar entrar al otro en nuestra vida. Y por supuesto es el planeta del amor, precisamente porque el amor está hecho ante todo de la capacidad de acogerse a uno mismo y de salir al encuentro del otro para compartir un rumbo de vida. Pero también es el planeta de las relaciones de colaboración, los contratos (que prevén derechos y deberes a favor y a cargo de ambas partes) y cualquier forma de acuerdo.
Venus, por lo tanto, tiene encomendado el «Ministerio de las Relaciones«, en el sentido amplio que describí anteriormente, y en las próximas semanas ejercerá esta «función rectora» a la manera de Acuario: un signo libre, naturalmente inclinado a romper esquemas y convenciones. A nivel personal, Venus en Acuario podría traer un fuerte empujón para expresar sentimientos y emociones con mayor ímpetu, libertad y apertura, sin importar demasiado las convenciones. Significa tomar la iniciativa y actuar para ganar lo que el corazón desea. Pero también significa experimentar un movimiento de “rebelión sana” hacia todas aquellas situaciones que no salen como nos gustaría. Si en los últimos meses las hemos enfrentado con un dejo de resignación, quizás por sentido del deber o de la responsabilidad, Venus en Acuario nos da la fuerza para levantar cabeza y decir «¡basta!».
Esto se debe a que el anterior tránsito de Venus por Capricornio (activo desde el pasado noviembre) sin duda puso énfasis en los aspectos del amor más relacionados con el compromiso y las responsabilidades de una relación. Impulsó a muchas parejas que no estaban del todo definidas o que vivían situaciones de inestabilidad a dar contornos más certeros a su relación. Ha llevado a muchos a dar un salto hacia una dimensión más madura y responsable en una relación. Incluso para los corazones solitarios, puede haber puesto énfasis en el aspecto más «exigente» del amor. Porque según Venus en Capricornio, el amor debe perdurar en el tiempo, debe ser un proyecto a largo plazo, y hasta ahí, claro, nada de malo en eso. Pero para quienes comienzan con una nueva historia, Venus en Capricornio puede haber generado dudas e incertidumbres: «¿durará?», «¿es de fiar?», y mil preguntas de este tipo. En resumen, un tipo de energía ciertamente útil y constructiva pero ciertamente no «simple».
Venus en Acuario, en cambio, representa un primer cambio de tendencia respecto a este aspecto más riguroso del amor. Acuario es un signo con dos «regentes» planetarios. Uno (Saturno) mira hacia el pasado, el otro (Urano) siempre mira hacia el futuro. Por eso, con Venus en Acuario, cada uno de nosotros podría oscilar entre dos extremos. Entre un aspecto nostálgico y melancólico por lo que ya no forma parte de nuestra vida, y un deseo de romper el estancamiento y mirar hacia adelante, dejando atrás lo que ha consumido su tiempo. Y este aspecto que rompe las cadenas del pasado y emprende la marcha hacia el futuro es sin duda lo que termina imponiéndose. Es por esto que Venus en Acuario nos empuja a superar la melancolía de lo ya pasado, el miedo a repetir algunos errores, para volver a apostar por las ganas de sentirnos bien.
Es una Venus de apertura, que reactiva el deseo de estar entre la gente, de ampliar el círculo de conocidos (Acuario sigue siendo el signo de la «socialidad»), de cambiar de escenario y abrazar lo nuevo. Por supuesto, en este período estamos sujetos a miles limitaciones objetivas, y esto es un hecho. Pero también en nuestro interior, el cielo de enero creó un velo de desánimo e incomunicación. El cielo de febrero rompe ese velo, nos permite volver a creer que las cosas pueden cambiar. La mejor forma de captar su poder regenerador es seguir un poco la corriente, dejarse llevar sin pretender prever ni organizarlo todo. Porque con Venus en Acuario, una cosa trae a la otra. Una reunión a la que participas con desgano puede, en cambio, conducir en direcciones inesperadas, dar encuentros sorpresa o, en cualquier caso, resultar mucho más divertido de lo esperado.
En una segunda publicación llegaré al centro de sus efectos signo por signo. ¡Pero por el momento démosle la bienvenida a esta Venus que trae de vuelta la ligereza, la creatividad, la espontaneidad y el deseo de hacer el encuentro correcto!
¡Abrazos para todos!
¡Nos vemos! 🙂
xxx
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