Siguiendo el orden Zodiacal, el tuyo es el último signo de Tierra, elemento que expresa la construcción y realización concreta de las cosas. Sin embargo, al adoptar un orden diferente (el de la lógica), no es el último, sino que se convierte en el primero. Sí, porque la de Tauro es la tierra de los ladrillos, el elemento constituyente del edificio, el que le da fuerza y resistencia. La de Virgo es la arcilla dúctil de las soluciones y adecuaciones necesarias para que el edificio realice su función de la mejor manera posible.
La tuya, en cambio, es una tierra que «viene antes«, lo que representa la premisa lógica de ambas. Es el terreno del proyecto, un punto de encuentro entre el carácter visionario del arquitecto y la concreción del ingeniero, puesto al servicio de una gran empresa que construir, pero incluso antes, que imaginar.
Pensando en tu signo, siempre me viene a la mente Tom el Constructor, el memorable protagonista de «Los pilares de la tierra» de Ken Follett. Por su habilidad para mirar a lo lejos: donde otros ven sólo un cerro desolado, él ya vislumbra la catedral que allí se levantará. Por su determinación: cuanto más la construcción se derrumba, más insiste, hasta que encuentra la solución estructural que lo hará mantenerse en pie. Se toma el tiempo necesario, sin desanimarse nunca, y es precisamente esto lo que hace que su empresa sea eterna.
Esto es lo que hace tu signo: busca una cumbre para escalar. Cuando la has identificado, eres capaz de concentrar todos los esfuerzos en ese objetivo, sacrificando los placeres y las distracciones sobre el altar de una gran empresa que se convierte casi en una misión de vida. Cuanto más imponente y ambiciosa, mejor, porque el desafío que trae te nutre y te empuja hacia adelante. No importa el tiempo y el esfuerzo que requiera: tú lo conseguirás. Al contrario, lo que realmente te saca del camino es perder la meta, seguir sin un propósito. Porque para un Capricornio, parafraseando las palabras de Vasco Rossi, sólo un gran proyecto «puede dar sentido a esta vida» que de otra manera «un sentido no la tiene».
Siguiendo el orden Zodiacal, el tuyo es el último signo de Tierra, elemento que expresa la construcción y realización concreta de las cosas. Sin embargo, al adoptar un orden diferente (el de la lógica), no es el último, sino que se convierte en el primero. Sí, porque la de Tauro es la tierra de los ladrillos, el elemento constituyente del edificio, el que le da fuerza y resistencia. La de Virgo es la arcilla dúctil de las soluciones y adecuaciones necesarias para que el edificio realice su función de la mejor manera posible.
La tuya, en cambio, es una tierra que «viene antes«, lo que representa la premisa lógica de ambas. Es el terreno del proyecto, un punto de encuentro entre el carácter visionario del arquitecto y la concreción del ingeniero, puesto al servicio de una gran empresa que construir, pero incluso antes, que imaginar.
Pensando en tu signo, siempre me viene a la mente Tom el Constructor, el memorable protagonista de «Los pilares de la tierra» de Ken Follett. Por su habilidad para mirar a lo lejos: donde otros ven sólo un cerro desolado, él ya vislumbra la catedral que allí se levantará. Por su determinación: cuanto más la construcción se derrumba, más insiste, hasta que encuentra la solución estructural que lo hará mantenerse en pie. Se toma el tiempo necesario, sin desanimarse nunca, y es precisamente esto lo que hace que su empresa sea eterna.
Esto es lo que hace tu signo: busca una cumbre para escalar. Cuando la has identificado, eres capaz de concentrar todos los esfuerzos en ese objetivo, sacrificando los placeres y las distracciones sobre el altar de una gran empresa que se convierte casi en una misión de vida. Cuanto más imponente y ambiciosa, mejor, porque el desafío que trae te nutre y te empuja hacia adelante. No importa el tiempo y el esfuerzo que requiera: tú lo conseguirás. Al contrario, lo que realmente te saca del camino es perder la meta, seguir sin un propósito. Porque para un Capricornio, parafraseando las palabras de Vasco Rossi, sólo un gran proyecto «puede dar sentido a esta vida» que de otra manera «un sentido no la tiene».