El tuyo es el último signo de Fuego, elemento que expresa energía, vitalidad, entusiasmo y pasión. Lo que se originó con Aries (el Fuego que enciende), para luego arder con Leo (el Fuego que calienta), encuentra su máxima expresión contigo: el Fuego que ilumina. Es el rayo de luz del faro que atraviesa la oscuridad de la ignorancia y alcanza horizontes más lejanos.
Después de todo, Sagitario es un centauro que dispara la flecha hacia arriba, en un intento de acortar la distancia entre el cielo y la tierra. La flecha, si lo piensas bien, desde el principio de los tiempos, permitió al hombre atacar más allá del alcance de su brazo. Y la vocación del signo es precisamente esa: ir más allá y llegar a donde nadie ha ido antes. Y para comprender plenamente su naturaleza, es necesario empezar de esta palabra clave: “más allá”.
Más allá de los confines del mundo conocido, donde está lo que aún espera ser descubierto. Más allá de los límites de la vida cotidiana, a veces abrumadora, donde conviven el optimismo y el sentido de lo posible. Más allá de la materia, donde se respira un sentido y un propósito más profundo. Más allá del fenómeno único para comprender el principio que lo determina y encuadrarlo en una visión de conjunto.
Este impulso hacia el descubrimiento, que te convierte en el gran «explorador» del Zodíaco, proviene de tus dos regentes: Júpiter, el planeta de la expansión, la conquista y la visión; y Neptuno, el planeta de la elevación espiritual. Ellos son los que te hacen inmune a la miopía de la preconcepción, quienes constantemente te empujan en el camino, quienes te llevan a ir más allá.
Y son ellos los que te hacen tan generoso, optimista, siempre dispuesto a captar el lado bueno de las cosas. Arrastrando, a veces, su lado más «oscuro». De hecho, a menudo te resulta difícil ver la malicia de ciertos comportamientos que, por otro lado, deberían hacer que sospeches. En este sentido, has cambiado mucho en los últimos años, que te han enseñado a abrir los ojos, a protegerte mejor y en algunos casos incluso a corregir un mal que has sufrido.
El tuyo es el último signo de Fuego, elemento que expresa energía, vitalidad, entusiasmo y pasión. Lo que se originó con Aries (el Fuego que enciende), para luego arder con Leo (el Fuego que calienta), encuentra su máxima expresión contigo: el Fuego que ilumina. Es el rayo de luz del faro que atraviesa la oscuridad de la ignorancia y alcanza horizontes más lejanos.
Después de todo, Sagitario es un centauro que dispara la flecha hacia arriba, en un intento de acortar la distancia entre el cielo y la tierra. La flecha, si lo piensas bien, desde el principio de los tiempos, permitió al hombre atacar más allá del alcance de su brazo. Y la vocación del signo es precisamente esa: ir más allá y llegar a donde nadie ha ido antes. Y para comprender plenamente su naturaleza, es necesario empezar de esta palabra clave: “más allá”.
Más allá de los confines del mundo conocido, donde está lo que aún espera ser descubierto. Más allá de los límites de la vida cotidiana, a veces abrumadora, donde conviven el optimismo y el sentido de lo posible. Más allá de la materia, donde se respira un sentido y un propósito más profundo. Más allá del fenómeno único para comprender el principio que lo determina y encuadrarlo en una visión de conjunto.
Este impulso hacia el descubrimiento, que te convierte en el gran «explorador» del Zodíaco, proviene de tus dos regentes: Júpiter, el planeta de la expansión, la conquista y la visión; y Neptuno, el planeta de la elevación espiritual. Ellos son los que te hacen inmune a la miopía de la preconcepción, quienes constantemente te empujan en el camino, quienes te llevan a ir más allá.
Y son ellos los que te hacen tan generoso, optimista, siempre dispuesto a captar el lado bueno de las cosas. Arrastrando, a veces, su lado más «oscuro». De hecho, a menudo te resulta difícil ver la malicia de ciertos comportamientos que, por otro lado, deberían hacer que sospeches. En este sentido, has cambiado mucho en los últimos años, que te han enseñado a abrir los ojos, a protegerte mejor y en algunos casos incluso a corregir un mal que has sufrido.
