Este sí que es un buen cambio de guardia: ¡Mercurio (tu planeta guía) finalmente deja la cuadratura y se pone a favor! La que lo aprovecha es tu mente, que vuelve rápida, ágil, animada por nuevas ideas y un renovado espíritu de iniciativa. El cielo de la comunicación también se pone en movimiento, después de semanas más quietas o ralentizadas. Si desde finales de agosto estás esperando una respuesta o la «luz verde» para iniciar un proyecto, alrededor del jueves 10 puede que recibas las confirmaciones que estás buscando. Si estás buscando trabajo o quieres acercarte a un nuevo entorno profesional, a partir de esta semana los nuevos contactos son imprescindibles. Así que trata de ser visto, de aprovechar las situaciones útiles para hacer «relaciones públicas» y correr la voz. También es un buen momento para cerrar negociaciones y concretar acuerdos, aunque en este caso se requiera cierta previsión. Un pequeño compromiso hoy (sobre la remuneración o sobre tu función) puede representar de hecho la premisa de una gran oportunidad mañana. Por último, pero no menos importante: ¡este nuevo Mercurio trae dinero!

Con Mercurio y Venus en buena apariencia, el clima también cambia en el frente del amor. Incluso antes de hablar de solteros o parejas, digamos que el primer «regalo» de este nuevo cielo es devolver un poco de despreocupación a la vida de Géminis. Esa frescura mental, ese sentido de lo posible y ese afán de novedad que parecen haberse perdido en los últimos tiempos. Partiendo de esta premisa, el giro de encuentros para los solteros vuelve a empezar con posibles sorpresas ya desde el miércoles 9 y jueves 10 (gracias a la Luna en Géminis). Esta vez, sin embargo, tu atención está reservada para las personas que saben cómo mantener tu propio «ritmo» ligero y rápido. Sí, a los que saben «dar», No a los que solo saben «tomar» o agobiarte con problemas o dudas existenciales. Luz verde también para las parejas, especialmente para aquellas que en los últimos meses se han enfrentado a cuestiones relacionadas con el hogar o la familia (mudanzas, reformas, ventas o divisiones inmobiliarias). Este es el cielo justo para “cerrar la obra”, disfrutar de un nuevo hábitat y, primero, de una fase de mayor serenidad.