(del 28 de julio al 11 de agosto)
¡Hola a todos! El jueves 28 de julio, Mercurio dejó el signo de Cáncer y pasó a Leo, ¡y no podíamos obviamente perder esta profundización! Como saben muy bien a estas alturas, cuando un planeta se mueve de signo, cambia la forma en que se expresa su función. En este caso, estamos hablando de Mercurio, el «mensajero del Zodíaco», el planeta de la comunicación y el diálogo: su ámbito de competencia incluye noticias, respuestas, convocatorias, propuestas, negociaciones, mensajes. En definitiva, todo lo que «conecta» acortando las distancias entre los polos opuestos de una determinada situación.
Leo es un signo de fuego, un elemento que inmediatamente trae a la mente valores como la energía, el impulso, la pasión, la determinación, la expresión. Aquí hay una primera serie de asociaciones de ideas para describir los rasgos de Mercurio en Leo: el pensamiento se vuelve más audaz, el diálogo y la comunicación más abiertos, a veces incluso descarados y sin vueltas. En muchos casos, la valentía vuelve a decir las cosas directamente, con franqueza, sin pelos en la lengua, superando el miedo a ser mal entendido o mal juzgado. Esta es una gran noticia especialmente para Aries, Libra y Capricornio: en los últimos dos meses, de hecho, la larga permanencia de Mercurio en una posición disonante puede haber provocado dificultades de comunicación, retrasos en las respuestas y pagos, o una cierta discontinuidad en las negociaciones.
Además, Leo es el signo regido por el Sol, el centro absoluto de todo el sistema solar y astrológico. Y de esta «centralidad» deriva otra característica fundamental del signo: su absoluta vocación al protagonismo. Leo tiene una habilidad innata para tomar el centro del escenario, poner su rostro en él, dar un paso adelante para infundir valor en los demás también. Leo es aquel que no se detiene ante un desafío, aunque solo sea para demostrar que es el mejor.
Y es por eso que Mercurio en Leo crea un verdadero empujón / desafío (percibido de manera diferente según los signos) a exponerse más, no a retroceder, a poner el cuerpo sin dejarse reprimir por miedos o inseguridades. Especialmente entonces cuando se trata de presentarse para proponer o defender una idea, un pensamiento (que calza perfectamente en el campo de acción de Mercurio), o para proponer un rol / trabajo. Porque estas pequeñas o grandes pruebas de valentía son en cierto modo «pruebas», y según Mercurio en Leo la única verdadera «(auto) suspensión» es la de aquellos que no van a un examen por miedo a no aprobarlo.
Además, Mercurio en Leo carga las palabras con mayor énfasis, las cubre de encanto, las hace más incisivas, cálidas y persuasivas. E incluso antes de eso, contiene una invitación dirigida a todo el Zodíaco a pensar en grande después de una larga temporada que nos ha «redimensionado» a todos. Inicialmente nos hizo apreciar un cierto minimalismo en el que, de todos modos, encontramos también la reacción. Este cielo en Leo nos ayuda a recuperar el sentido de los negocios, el deseo de triunfar haciendo aflorar el valor, el orgullo y el amor propio. Nos empuja a no bajar los brazos. ¿Quién dice que «no se puede»? (recuperarse, levantar cabeza, recuperar una ambición). Mercurio en Leo, despierta un pensamiento más (pro) positivo dentro de nosotros: “¡se puede, y cómo!”.
Sin embargo, como todos los tránsitos, junto a su «mejore» perfil, también tiene otras facetas a las que debemos prestar atención. En el caso de Mercurio en Leo, el riesgo puede ser el de tomar decisiones dictadas por el ego, o por un orgullo herido, o por el deseo de sobresalir. Existe el riesgo de dejarse guiar por una voz interior que dice «ahora te mostraré lo que soy capaz de hacer». Voz que puede ser sabia o imprudente según las circunstancias, pero el riesgo con Mercurio en Leo es escuchar solo esa vocecita y tomarse las otras circunstancias a la ligera.
También Leo, provocado, ruge. Mercurio en Leo puede hacernos un poco más susceptibles. Puede implicar el riesgo de que, sintiéndonos desafiados u ofendidos, podamos decir más de lo que es apropiado decir. Dejar escapar algo que sería mejor guardar para nosotros, o peor aún, reaccionar sobre la base de una provocación. Un poco como Jack Nicholson en el memorable final de Algunos hombres buenos. Sin embargo, por otro lado, nos devuelve la fuerza para hacernos respetar, para devolver el balón al otro lado si alguien nos falta el respeto y, en definitiva, para decirnos: «¡porque lo valgo!».
En definitiva, cada aspecto del tránsito ilumina un determinado “tema” en el cielo, con declinaciones mejores y otras más críticas. Pero lo importante es captar el núcleo simbólico de este tema. En el caso de Mercurio en Leo lo obtenemos mezclando estos dos sumandos: Mercurio = pensamiento. Y Leo = protagonismo. El resultado emerge claro y definido, y es “pienso más en mí mismo”. Miro más mis intereses, me defiendo mejor y hago que mi voz se escuche más (Leo «ruge») porque soy el «Rey» de mi selva.
Para entrar en detalles signo a signo, ¡ve a la siguiente página!