¡Hola, todos! ¿Qué tal? El (16 de noviembre) Mercurio salió de Escorpio y pasó a Sagitario, donde permanecerá hasta el 6 de diciembre. Antes de entrar en el meollo de la cuestión, digamos de entrada que el paso de Mercurio a Sagitario supone un «aligeramiento» para todo el Zodiaco. Los tránsitos en Escorpio son realmente valiosos, ya que aportan niveles de introspección y autoanálisis absolutamente únicos, pero también son muy agotadores. Cuando los planetas rápidos doblan la esquina y pasan a Sagitario, nos dan una visión más ligera y posibilista de la vida. Como ya sabes, cada planeta representa una determinada «función», mientras que el signo que lo acoge indica siempre la «forma» (las cualidades, las características) en que se expresa esa función concreta.
Mercurio, de hecho, expresa una especie de «diálogo cara a cara» con la realidad. Observa, toca cosas con mano, absorbe datos e información del entorno circundante, los vuelve a procesar y los transmite a los demás. Y de alguna manera, el signo que alberga a Mercurio (en la carta astral o incluso en los tránsitos de un determinado período) «dice» precisamente la forma en que interactuamos con la realidad, y atribuye un cierto «color», una cualidad al pensamiento y a la comunicación.
En este período Mercurio transita en Sagitario, el signo de lo lejano, de los grandes viajes y del deseo de ir más allá de los límites ya trazados. En Sagitario, Mercurio está fuera de su ámbito normal de influencia, al punto tal, que la astrología lo define como «en exilio». Debido a que a Sagitario le encanta la abstracción, le encanta lanzar su mente más allá de lo que la realidad ofrece a sus ojos. Le encanta la «visión global», no le interesan los «hechos» individuales. Más bien, le gusta subir (como el salmón) la corriente de la cadena de fenómenos para captar el principio (la «primera causa») que los determina. Por eso se considera el signo de la filosofía por excelencia, pero también de la capacidad de «pensamiento teórico». Al contrario, Géminis representa el principio opuesto de la observación directa y empírica de las cosas. Quieren ver, tocar, experimentar; en vez, Sagitario quiere comprender qué determina lo que ve.
Mercurio en Sagitario, por lo tanto, tiende a la abstracción. Fomenta un fuerte deseo de conectar los puntos, de ir más allá del simple hecho para abrazar una mayor comprensión de las cosas. En algunos casos, con Mercurio en Sagitario alguien podría darse la clásica palmada en el hombro y gritar “¡Eureka!”, Logrando finalmente comprender una situación en su conjunto. Porque la sensación es que hace tiempo que ya tiene ante sus ojos las piezas individuales de un rompecabezas, pero que nunca había entendido cómo colocarlas para obtener una imagen significativa. «Pero cómo no llegué antes, tenía todos los factores, bastaba hacer un balance».
En otros casos, en vez, con Mercurio en Sagitario también existe el riesgo de ir más allá del balance y llegar a conclusiones que no se basan en datos de realidad directamente analizados y verificados. Puede llevarnos a pensar en grande, tomando a la ligera algunos detalles que parecen insignificantes (no acaso, Sagitario está en cuadratura con Virgo) pero que luego corren el riesgo de comprometer la estabilidad del sistema. Porque el propósito de este tránsito es empujarnos a ampliar nuestras perspectivas con nuevas ideas. Empujarnos donde nunca antes habíamos ido, intentar peligros que hasta ahora nos parecían fuera de alcance y, en definitiva, pensar: “Todo es posible”.
Por otro lado, sin embargo, es necesario evitar que este lógico salto de altura (en sí mismo muy positivo) resulte en un tropiezo porque todos absortos mirando el cielo no notamos un pequeño agujero en el suelo. Después de todo, este es un Mercurio que deambula por un territorio gobernado por Júpiter, un planeta de confianza y optimismo, de expansión y capacidad de ver. Y durante el tránsito, se encontrará en cuadratura con Neptuno, el planeta de las inspiraciones, del deseo de elevación, pero también del riesgo de confusión. Y cuando el pensamiento se enfrenta a estos dos gigantes, oscila entre el golpe de genialidad y el golpe en la cabeza.
La mejor forma de montar este tránsito, para todos los signos del Zodíaco, es dejarse llevar por su empujón, ese precioso viento de popa llamado curiosidad, que te permite lanzar tu mente más allá de las apuestas de la vida cotidiana. Es un tránsito que permite a la mente volar alto y dar rienda suelta a la fantasía, creatividad y a la imaginación, y para aquellos que quieran contar una historia, ¡este es el cielo adecuado para empezar a escribir! Sin embargo, al mismo tiempo, en todas las situaciones que pertenecen a la vida cotidiana y que requieren un análisis riguroso de la realidad, es un cielo que invita a una cierta prudencia: existe el riesgo de dejarse llevar por el entusiasmo y subestimar algunos detalles importantes. (especialmente en los días del 2/3/4/5 de diciembre, cuando la cuadratura con Neptuno y Jupiter está más cerca).
Próximamente publicaré otro estudio sobre los efectos signo por signo del tránsito (que, además, ya se encuentran en los semanales). Pero por el momento, quería focalizarme sobre el mensaje en términos generales. Porque, de una forma u otra, concierne a todo el Zodíaco. Independientemente del signo, de hecho, nos empuja a dejar volar alto las ideas e inspiraciones que durante mucho tiempo han buscado su propia forma de expresión. Todos tienen adentro una «historia» que espera ser contada, un cuadro que espera ser pintado, una forma que pide ser liberada del mármol y esculpida. Salvo que, abrumados por el frenesí de la vida cotidiana, lo posponemos hasta el infinito y tarde o temprano nos olvidamos de nuestra creatividad. ¡Mercurio en Sagitario nos empuja a abrir los cajones de la imaginación para dar cuerpo y sustancia a los sueños! Después de todo, como dijo Walt Disney (que no acaso era de Sagitario): “¡si puedes soñarlo, puedes hacerlo!”.
¡Buen Mercurio en Sagitario a todos!
Con amor,
xxx
S *