¡Hola, todos! Viernes 10 de septiembre Venus ha dejado su hogar en Libra para aventurarse en las profundas aguas de Escorpio, donde permanecerá hasta el 7 de octubre. No es fácil describir los tránsitos en Escorpio, porque siempre tienen algo elusivo. Quizás porque Escorpio es el signo de las profundidades del inconsciente. De ese misterioso «lugar» donde se detiene el dominio de la lógica y el poder de la intuición viene a su rescate. Pero por eso mismo los tránsitos en Escorpio siempre estimulan una fuerte introspección y traen consigo importantes enseñanzas.
De todos modos, intentemos ahondar en los meandros simbólicos de este tránsito. Como saben muy bien a estas alturas, cada planeta tiene una determinada «función». El signo que lo alberga, por otro lado, describe las «formas» en las que se expresa esa función en particular. En este caso, estamos hablando de Venus, un planeta asociado a los conceptos de amor, atracción, acuerdo, relación, armonía. Y en las próximas semanas adoptará los tonos y características de Escorpio. Y por eso, es precisamente desde Escorpio que comenzamos a describir el tránsito. Un signo que lleva consigo una serie de tópicos: es sexy, intenso, visceral, a veces vengativo y así sucesivamente. Ok, todo es cierto, pero más allá de eso, hay mucho más.
De hecho, Escorpio es el signo de las profundidades, y su «misión», por supuesto, es explorarlas. Es el «buscador de la verdad»: investiga, verifica, duda. Profundiza en las cosas, más allá de su apariencia, para captar su esencia. Para él, nada es lo que parece: no se conforma con explicaciones superficiales y no toma nada para bien sin comprobarlo. De alguna manera es el «detective del Zodíaco». Tiene una actitud que puede parecer «inquisitiva» (y que a menudo lo es), porque necesita comprender cómo son realmente las cosas bajo la piel de su apariencia. O para llegar a la esencia de las relaciones y llegar hasta el final, más allá de las bromas o frases circunstanciales.
Es por eso que Escorpio odia todo lo que se hace «solo por». Vive en los extremos: blanco o negro. Todo o nada. Y en consecuencia Venus en Escorpio «odia» cualquier tipo de relación basada en una acomodación conveniente. Para Venus en Escorpio, no te elijo a ti porque después de todo no hay nada mejor en el horizonte. Al contrario, te elijo porque te quiero con todo / para mí, y no quiero nada más que a ti. Desde este punto de vista, es un tránsito que actúa un poco como «selector» entre las relaciones que se levantan solo por costumbre, como hojas secas esperando una ráfaga de viento lo suficientemente fuerte como para hacerlas caer, y aquellas que, al contrario, están sólidamente ancladas en la sustancia de una elección.
Es por eso que alguien podría abrir los ojos y darse cuenta de que, más allá de la apariencia de la vida cotidiana, la sustancia ahora ha cambiado y una historia ha llegado a su fin. O, a la inversa, alguien podría darse cuenta de que esa poderosa afinidad electiva, a la que aún no se le ha dado un nombre, es en realidad amor. (continúa)